sábado, 10 de noviembre de 2012

Salvar los muebles y autorepresentarnos o cambiar verdaderamente la realidad


El deliberar es mucho más sano que el debatir, pues debatir es un litigar, rivalizador y porfiador; mientras que deliberar es un reflexionar para resolver problemas.

No obstante el ser humano suele comenzar debatiendo para terminar deliberando. En esto, como en las tormentas, tras la tempestad llega la calma.

El tema de la ideología que he tratado en varios artículos de opinión tiende también hacia ese camino. Vamos a explicarlo:

Si entre Ustedes y yo nos ponemos a ello, seguro que llegamos a un acuerdo sobre el término ideología; para facilitar el acuerdo podría allanarme y adoptar alguna de las definiciones académicas del término. Pero eso no habría resuelto nada, pues ese término del lenguaje no nos serviría como instrumento de transformación, como herramienta de cambio.

Para cambiar las cosas, para que las ideas se transformen en fuerza material y de cambio, deben de arraigar en las masas. Para esto lo mejor es entender y hablar su lenguaje, el lenguaje popular es muy diferente del académico. Water puede significar agua, pero para el común de los mortales water es un cagadero o meadero. Con el término ideología ocurre lo mismo. Además, esa capacidad de subversión popular, incluso del lenguaje, es muy positiva. El pueblo da a los términos su verdadero significado conductual, el que percibe del comportamiento de las personas que mayoritariamente los usan. Por eso hay términos políticos que es conveniente ir pensando guardar en el baúl de los recuerdos, pues el oportunismo -con sus comportamientos y prácticas- ha pervertido su significado original.

Para la mayoría del común de los mortales ideología significa engaño, igual que socialista te identifica con el PSOE y comunista con el PCE e izquierda incluye al PSOE. Y esos términos y esas siglas van aparejados a comportamientos muy concretos de una forma de hacer las cosas.

Cuando se inicia un proceso de ruptura con lo anterior, y ahora estamos en ello, hay que ser conscientes de que hay que romper con todo lo que genere equívocos, la ruptura con la terminología de la anterior etapa también es muy importante pues, como digo, va asociada a conductas muy identificables; por eso hablar de Frente Amplio de Izquierdas puede dar lugar a muchos equívocos, pues se puede entender como una operación de la vieja izquierda piramidal para salvar su cuota, sus muebles y su autorepresentación; mejor llamarlo Frente Amplio Ciudadano y Popular y exigir un comportamiento diferente en las formas de hacer las cosas que posibilite el cambio real de las condiciones materiales de existencia de los ciudadanos; pues de no ser así seguiremos padeciendo, como hasta ahora, la infuncionalidad e insignificancia de las autorepresentaciones políticas de la izquierda tradicional.

El "firmes en los principios y flexibles en las formas" sigue estando en vigor para nosotros, pues los términos son formas y, con ellos, hemos de ser flexibles; ser flexibles significa poder cambiarlos con total normalidad, pues no tienen sustantividad por sí mismos, lo único que les da sustantividad es la conducta mayoritaria que se encubre tras ellos. En el tiempo en el que se pensó, por parte de Marx y Engels, cambiar el nombre de la Liga de los Justos por otro más apropiado, se debatió darle la denominación de Liga de los Socialistas, pero el término en aquél entonces estaba asociado mayoritariamente a las prácticas conspirativas de los seguidores de Babeuf; es por esto que se desechó, por inapropiado, el término. Ahora estamos en lo mismo, hay términos que están asociados a prácticas inadecuadas de las fuerzas progresistas y que, por ello mismo, nos limitan.

Esto no quiere decir ser sectarios ni asentarnos en la exclusión de nadie, es obvio que tendemos a sumar con otras expresiones, culturas y tradiciones de la izquierda; pero es conveniente que lo hagamos sabiendo quién es cada cual y qué representa; como siempre digo, hemos de ir juntos, pero no revueltos. Hemos de poder identificarnos perfectamente en cada momento, pues las recomposiciones de las correlaciones de fuerza entre las diferentes formas de relacionarnos es algo natural en todo proceso de transformación y cambio. Unos estarán por salvar la cuota, los muebles y autorepresentarse; mientras otros estaremos a subvertir una realidad que ni nos integra ni nos representa.

Como siempre digo, estas son mis ideas que dejo a vuestro mejor criterio.

Javier Caso Iglesias | Analista Político y Activista Social

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