No es lo mismo la responsabilidad que la culpa, la culpa es una actitud formada por emociones y pensamientos, que nos llevan a una sensación de autodevaluación. Es decir, la persona que siente culpa, se califica negativamente como persona, se siente mal consigo misma y se siente devaluada de alguna manera.
De lo que se trata realmente es de asumir nuestros actos, y hacernos responsables de enmendar las situaciones, hasta donde sea posible. Hay una gran diferencia entre sentirme culpable y sentirme responsable. La culpa me hace sentirme mal conmigo y me devalúa. Hacerme responsable me hace sentir mal hacia la conducta, pero me sigo sintiendo bien conmigo, aceptando que cometí un error, pero que eso no me devalúa como individuo.
La responsabilidad es una actitud hacia el presente y hacia el futuro, la culpa es un sentimiento que sólo mira al pasado. Nada de lo que sucede ahí fuera en el mundo es tu culpa aunque si son tu responsabilidad el elegir unas opciones u otras o el optar por una respuesta u otra. La responsabilidad es la habilidad de responder (Respons-Habilidad). Cada situación en la vida nos ofrece la oportunidad de responder, y cómo respondemos determina cómo nos sentimos y lo que atraemos hacia nosotros.
Nuestro acervo cultural nos hace asociar casi automáticamente a la culpa con un concepto religioso, de raigambre judeocristiana para ser más precisos, mientras que al mismo tiempo tiende a identificar la responsabilidad con una categoría eminentemente jurídica y/o política.
Entre culpa y responsabilidad existe, por tanto, una diferencia abismal, por ello no son iguales y el impacto es diferente. Brevemente:
La culpa te ata al hecho, es algo que cargas en tu mente simbolizando un peso, te confunde y evita que te des cuenta de la realidad, puesto que todo lo miras oscuro, tomando por hecho situaciones que son diversas. Y que en situaciones graves el sentimiento de culpa llega a ser una cadena en tus pues y una lápida sobre tus hombros.
La responsabilidad te permite hacerte consciente de los hechos, ver la realidad y así modificar lo necesario, te da libertad de tomar lo que realmente te corresponde del hecho, cambiar, perdonar, y muchas situaciones más. El sentimiento de responsabilidad ofrece crecimiento, madurez, aprendizaje, reestructuración, reencuentro y libertad.
De lo que se trata realmente es de asumir nuestros actos, y hacernos responsables de enmendar las situaciones, hasta donde sea posible. Hay una gran diferencia entre sentirme culpable y sentirme responsable. La culpa me hace sentirme mal conmigo y me devalúa. Hacerme responsable me hace sentir mal hacia la conducta, pero me sigo sintiendo bien conmigo, aceptando que cometí un error, pero que eso no me devalúa como individuo.
La responsabilidad es una actitud hacia el presente y hacia el futuro, la culpa es un sentimiento que sólo mira al pasado. Nada de lo que sucede ahí fuera en el mundo es tu culpa aunque si son tu responsabilidad el elegir unas opciones u otras o el optar por una respuesta u otra. La responsabilidad es la habilidad de responder (Respons-Habilidad). Cada situación en la vida nos ofrece la oportunidad de responder, y cómo respondemos determina cómo nos sentimos y lo que atraemos hacia nosotros.
Nuestro acervo cultural nos hace asociar casi automáticamente a la culpa con un concepto religioso, de raigambre judeocristiana para ser más precisos, mientras que al mismo tiempo tiende a identificar la responsabilidad con una categoría eminentemente jurídica y/o política.
Entre culpa y responsabilidad existe, por tanto, una diferencia abismal, por ello no son iguales y el impacto es diferente. Brevemente:
La culpa te ata al hecho, es algo que cargas en tu mente simbolizando un peso, te confunde y evita que te des cuenta de la realidad, puesto que todo lo miras oscuro, tomando por hecho situaciones que son diversas. Y que en situaciones graves el sentimiento de culpa llega a ser una cadena en tus pues y una lápida sobre tus hombros.
La responsabilidad te permite hacerte consciente de los hechos, ver la realidad y así modificar lo necesario, te da libertad de tomar lo que realmente te corresponde del hecho, cambiar, perdonar, y muchas situaciones más. El sentimiento de responsabilidad ofrece crecimiento, madurez, aprendizaje, reestructuración, reencuentro y libertad.
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