lunes, 13 de junio de 2016

Tras el 26-J urge constituir un potente movimiento político, un lugar de enunciación diferente

Por Javier Caso Iglesias | Analista Político

El artículo titulado "'Double bind': un año de municipalismo institucional" (https://goo.gl/HQX78a) de Pablo Lópiz Cantó, profesor de Filosofía de la Universidad de Zaragoza (@pablolopiz), es un buen análisis que abre un debate necesario.

En el artículo lleva a cabo una reflexión en la que indica: "A un año del éxito electoral de las candidaturas municipalistas, el panorama de las ciudades del cambio no responde ni de lejos a las expectativas iniciales. No sé exactamente qué diablos esperábamos de los procesos de asalto institucional, pero sea lo que fuere, no se ha cumplido y no parece que vaya a cumplirse ni a corto ni a medio plazo."

Frente a este evidente fracaso y constreñimiento propone generar un lugar de enunciación diferente, abordando la necesidad de caminar hacia el partido-movimiento: "Este lugar no puede, obviamente, surgir con independencia de las condiciones materiales que lo han de sostener, sin un sujeto político metropolitano autónomo respecto de los partidos políticos constituidos, y, en conclusión, sin antes realizar la hipótesis del partido-movimiento que nunca hemos llegado a plan­tearnos construir con seriedad".

Es obvio que tras el 26-J la nueva etapa pasa por constituir un potente movimiento político (no electoral ni institucional) independiente de las herramientas electorales (Podemos, IU, Mareas, etc...) y que sea crítico con estas herramientas y las vigile para que no se desvíen de sus objetivos primigenios. Por mi parte las establecería en dos las funciones prioritarias de ese nuevo movimiento político (no electoral ni institucional):
1.- "Poner en libertad los elementos de la nueva sociedad". Carlos Marx, en su análisis de la Comuna de París, escribió: "La clase obrera no esperaba milagros de la Comuna. No tienen utopías ya hechas para introducir par decret du peuple (por decreto del pueblo). Saben que para lograr su propia emancipación, y junto a ella esa forma más elevada a la cual la presente sociedad tiende irresistiblemente, a través de sus propios agentes económicos, tendrán que pasar por largas luchas, por una serie de procesos históricos, transformando las circunstancias y los hombres. No tienen que realizar ideales, sino poner en libertad los elementos de la nueva sociedad preñada con las viejas fuerzas erosionantes que la sociedad burguesa lleva dentro de sí". Carlos Marx (La guerra civil en Francia).
2.-  "Para los cargos públicos, elegid a los mejores y más capacitados y vigiladlos como si fuesen canallas". Pablo Iglesias Possé.

Siendo esto así podemos afirmar que tras el 26-J se presenta un tiempo interesante. Pues parece que las condiciones objetivas ya se están dando para poner en marcha ese gran movimiento político (no electoral ni institucional) con capacidad de control y reorientación de las herramientas electorales e institucionales (Unidos Podemos, Mareas, etc...). Este es el siguiente paso en el que nos debemos de poner a trabajar. El anterior que nos propusimos ya está logrado, incluso con sus carencias que son muchas y que era lógico que aparecerían más temprano que tarde como así ha acontecido. Ahora de lo que se trata es de conformar la herramienta/movimiento político que sea capaz de embridar a lo electoral/institucional.

Como certeramente dice Pablo Lópiz, frente al doble constreñimiento es necesario generar un lugar de enunciación diferente, que, sin dar un paso atrás, sin renunciar a las posiciones adquiridas, las haga salir de su estancamiento.

Lo que E.P. Thompson pedía para los intelectuales, las condiciones materiales actuales lo exigen para el conjunto del pueblo soberano, para el sujeto político metropolitano autónomo respecto de los partidos políticos constituidos: "Los intelectuales socialistas deben ocupar un territorio que sea, sin condiciones, suyo: sus propias revistas, sus propios centros teóricos y prácticos; lugares donde nadie trabaje para que le concedan títulos o cátedras, sino para la transformación de la sociedad; lugares donde sea dura la crítica y la autocrítica, pero también de ayuda mutua e intercambio de conocimientos teóricos y prácticos, lugares que prefiguren en cierto modo la sociedad del futuro..."

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